domingo, 2 de octubre de 2011

Reporte 5

“DE LA MODA… LO QUE TE ACOMODA.” Constructivismo en Educación: la luz del túnel desde la perspectiva de una educación personalizante. (López Calva)

En verdad, ninguna sociedad se organiza a partir de la previa existencia de un sistema educativo, al que cabría la tarea de concretar  un  cierto perfil o tipo de ser humano que, a continuación, pondría a la  sociedad en marcha. Por lo contrario, el sistema educativo  se  hace y se rehace en el seno mismo de la experiencia práctica de una sociedad.
P. FREIRE

El autor cita como punto de partida para la reflexión en este artículo, el fundamento básico del constructivismo, cuyo planteamiento es que todo conocimiento (adoptado por el autor como comprensión) se construye activamente por parte del sujeto, lejos de ser algo que se transmite a un receptor pasivo.  A partir de este planteamiento destacan por un lado el conjunto de  posturas teóricas que han estado presente en los modelos educativos (el conductismo, los aportes de la tecnología educativa, los principios de la didáctica crítica, la contribución de Rogers desde su enfoque centrado en el estudiante), así como las aportaciones del constructivismo y sus implicaciones en el aula, bajo el espejismo de la transformación docente.
Se plantean como desventajas que llegada del constructivismo acompañada de una serie de contradicciones: a) la etiqueta post-epistemológica, derivada de la verdad absoluta y la objetividad del conocimiento, b) la concepción del conocimiento como una actividad simple, la negación de la existencia del conocimiento objetivo, c) el uso indistinto de conceptos como conocimiento, aprendizaje y comprensión, dieron como consecuencia un enfoque simplista y relativista a los procesos de enseñanza  aprendizaje. En esta línea, las implicaciones en el aula no se dejaron esperar, –no apegadas a los postulados constructivistas, sino a las interpretaciones más cómodas- manifestándose en una serie de métodos activistas  que bajo la visión subjetivista y relativista han representado para el docente, verdaderas oportunidades de justificar la simplicidad de su trabajo, logrando muchas veces opiniones en las que no se profundiza, actividades que propician la interacción y que no siempre llevan a la construcción de un conocimiento, mucho menos a la comprensión de los fenómenos analizados y lo que es más grave, se concluye con tantas posturas como participantes hay en el aula. 
Después de esta crítica, se plantea la necesidad de una reflexión heurística de las diferentes corrientes que han aportado a la educación, para hacer posible la educación personalizante[1] , partiendo del reconocimiento de ser humano como una polimórfica estructura consciente intencional en la búsqueda de conocimiento, que Lonergan (1994) agrupa en cuatro niveles: experiencia, inteligencia, reflexión razonable y deliberación responsable, niveles que ponen en evidencia la complejidad de la tarea educativa, cuando se busca la autoconstrucción de este sujeto biológico, estético, intelectual y dramático en su proceso de autoconstrucción y su aportación a la humanidad.
La combinación de estas aportaciones, dan como resultado propuestas valiosas que el docente debe tener presente en su práctica pedagógica: es importante que los alumnos participen activamente en su aprendizaje a partir de actividades que impliquen la interacción de grupos cada vez más complejos y diferenciados que les permitan desarrollar sus propias estructuras cognitivas; que el planteamiento de problemas sea de relevancia para los alumnos de tal forma que les permitan a partir de conocimientos previos, descubrir, buscar y valorar diferentes puntos de vista y a los docentes el conocimiento de estos les permita la adaptación del currículum y la asesoría personalizada. Si estos procesos se viven desde la subjetividad de los alumnos y se les lleva a experimentar, entender y juzgar bajo los preceptos trascendentales que plantea Lonergan, será posible lograr la objetividad del conocimiento.
Finalmente, se plantea la necesidad de que los docentes vivan una verdadera transformación de su práctica docente, a partir de discernir las auténticas demandas sociales, así como las de su propio quehacer, la necesidad de superar el relativismo que caracteriza la vida en las aulas, es decir, urge la transformación intelectual y moral por parte de los docentes, solo así estaremos más cerca de un compromiso real con la formación de los estudiantes  y el compromiso con una didáctica personalizadora.

BIBLIOGRAFÍA
López Calva, M. (s.f.). De la moda...lo que te acomoda. Constructivismo en Educación: la luz y el túnel desde la perspectiva de una educación personalizante. Universidad Iberoamericana Golfo Centro.




[1]Busca contribuir al desarrollo integral y a la autoconstrucción lo más completa posible de este sujeto biológico, estético, intelectual y dramático en su proceso de autoconstrucción y de aportación a la construcción de la humanidad en la historia”.


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