martes, 27 de septiembre de 2011

Reporte 4

LOS SIETE SABERES NECSARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO

Edgar Morín



La Revisión de los dos primeros capítulos del Libro de Edgar Morín: “Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión” y “Los principios de un conocimiento pertinente” invitan a una profunda reflexión sobre la frágil posición del sistema educativo y su incumplimiento en la formación de los estudiantes como seres pensantes en un contexto donde lo más valiosos es el aprender a aprender, a partir de la reflexión y el cuestionamiento constante al conocimiento.
En el primer capítulo el planteamiento del autor acerca de la terrible ceguera del sistema educativo sobre el conocimiento humano, pone de manifiesto que esta debilidad nos ha llevado a reproducir modelos plagados de errores basados en  “verdades absolutas”, que de manera simplista se les ensañan a los estudiantes en las aulas de las escuelas; la estructura de los Programas de estudio –cuando menos en educación básica-, está diseñado para reproducir una serie de paradigmas oficiales establecidos desde la subjetividad de quienes elaboran este diseño curricular, en lugar de ser una propuesta de hechos dignos de ser analizados y cuestionados desde la complejidad.
En este sentido se percibe ausente del acto educativo una propuesta de racionalidad crítica que permita a los estudiantes vivir procesos de discusión sobre los errores e ilusiones de las creencias, doctrinas y teorías contenidas en los programas de estudio. Aunque, para que este hecho sea posible, es importante destacar el papel que juegan los profesores como generadores de procesos de racionalidad o de racionalización, sin olvidar que ellos mismos son sujetos del imprinting[1] cultural, por lo que son los primeros que tendrían que entrar en esta dinámica del pensamiento complejo, y tener presente que en la terea educativa no únicamente son los programas los que entran en juego, sino es importante considerar las condiciones bioantropológicas de los estudiantes, las condiciones socioculturales y noológicas que en su conjunto permitirían verdaderos análisis sobre el conocimiento humano.
Con los planteamientos del segundo capítulo el autor aporta más elementos que permiten cuestionar la dinámica actual de la vida escolar. ¿Cómo lograr conocimientos pertinentes que lleven a la comprensión de problemas globales a partir de una propuesta curricular que propone un conocimiento fragmentado y descontextualizado?  
Morín propone la necesidad de una reforma de pensamiento que nos permita nuevas formas de reconocer y conocer los problemas del mundo; por lo que considero conveniente que la educación retome su función social bajo un enfoque de equidad, donde para ser posible la pertinencia del conocimiento, los procesos de análisis tienen que partir desde lo local, considerando las determinaciones sociales, económicas y culturales que dan lograr a la policromía nacional. 

Desde luego, las implicaciones de un conocimiento pertinente se traducen en una transformación de la metodología de trabajo en el aula, donde lo que el estudiante sabe del mundo, será la base para desarrollar cuestionamientos a sus paradigmas locales, y a los imaginarios  avances del conocimiento en todos los campos de la humanidad y, porque no decirlo a cuestionar las verdades absolutas en la incuestionable “sabiduría” de sus maestros.

 


[1] Konard Lorentz . “El imprinting cultural marca a los humanos desde su nacimiento, primero con el sello de la cultura familiar, luego con el del escolar, y después con la universidad o en el desempeño profesional”.

martes, 20 de septiembre de 2011

Reporte 3

Complejidad del conocimiento en y de la Educación: Un paso fundamental para acortar distancias

Juan Martín López Calva

Temía mi  regreso  tato como  había  temido  mi  partida;  las  dos  cosas formaban parte
de lo desconocido y lo inesperado. Lo que me había sido familiar, ahora era desconocido;
lo  único  que  había cambiado  fui yo.…a través de la comprensión de mi viaje, alcancé la
confianza para  hacer las  necesarias -y difíciles- separaciones de las antiguas estructuras
 de  mi  vida,  que  ya  no tenían sentido..… Regresé  del  viaje  para  empezar  otro.           -
Gilmadesh
El texto analizado me ha llevado inevitablemente a hacer un recorrido por mis casi veinticinco años de experiencia en el trabajo docente, sin duda he podido identificar claramente dos etapas en mi vida profesional: la primera que estuvo marcada por una visión simplificadora, que el autor describe con tanta precisión, donde era importante alcanzar el mayor número de contenidos posibles reduciéndolos en simples ideas de fácil asimilación, carentes de todo proceso de pensamiento crítico (Calva), y además caracterizada esta práctica por la ausencia conceptual de los estudiantes como sujetos cognoscentes y ajena a las características contextuales de los lugares donde trabajé –generalmente rurales- que poco tenían que ver con lo que en el aula vivían los estudiantes de mi clase.
Afortunadamente, también puedo ubicar el parte aguas de mi experiencia, donde los estudiantes son reconocidos como sujetos capaces de aprender de manera diferente a partir del análisis de sus propias experiencias y su interacción con los demás, reconozco intentos de promover procesos de pensamiento crítico y de dar mayor significado para la vida de los estudiantes a los contenidos abordados en la clase. Sin embargo, la lectura me hace ver que a pesar de la transformación en mi práctica pedagógica, no he logrado una visión compleja, solo conseguí actualizar mi visión simple del conocimiento.
Destaco en mi análisis en el papel del educador como sujeto cognoscente y su impacto en la decisión de  formar generaciones reflexivas o utilitarias al sistema. Los aportes de la lectura puntualizan elementos que se encuentran presentes en el proceso enseñanza-aprendizaje y que pueden imprimir una dinámica ascendente y descendente innovadora y significativa, si  el conocimiento es concebido como algo que se construye con razón, con pasión, con emoción y con una dosis de pulsión irracional (Calva). Es importante que los docentes logremos romper el sesgo individual del egoísmo que nos ha llevado a estar por mucho tiempo en una zona de confort,  ante la ceguera o la ilusión de ser “los poseedores del conocimiento”
Esta propuesta implica que el docente se reconozca como un sujeto que aprende cuya experiencia en el proceso de enseñanza lo ubica en un plano que le brinda la oportunidad por la vía del descubrimiento de reinventar su método, entendido como una “actividad pensante del sujeto viviente, no abstracto. Un sujeto capaz de aprender, inventar y crear en y durante el caminar”. (Morín, 2003) Solo así estarían dadas las condiciones para responder de manera congruente a los retos de la integración a la Sociedad del Conocimiento.
REFERENCIAS
Calva, J. M. (s.f.). Complejidad del conocimiento en y de la Educación: Un paso fundamental para acrtar distancias. Resumen. Universidad Iberoamericana Puebla-México.
Morín, E. (2003). Educar en la era planetaria. España: Gedisa.

martes, 6 de septiembre de 2011

Reporte 2

Las TIC como herramientas para pensar e interpensar:

Una análisis conceptual y reflexiones sobre su empleo.

                                                                                                            Gerardo Hernández Rojas
Los modelos educativos a lo largo de la humanidad han estado influenciados fuertemente por situaciones políticas, económicas, culturales y científicas. El desarrollo de las TIC en la sociedad de la información ha agudizado este fenómeno ya que el uso de recursos informáticos y telemáticos es el pan de cada día de muchos jóvenes, desde cualquier parte del mundo, lo que convierte a la información digital en una mercancía valiosa. En este escenario, es de vital importancia, reconocer los retos de la educación si no queremos que nuestros estudiantes, se pierdan en el mundo de la información o se conviertan en “informívoros” sin sentido, como lo plantea Rojas.
La primera implicación de los sistemas educativos se centra en redefinir sus propósitos y la dinámica que les ha caracterizado; César Coll sugiere que la educación sea entendida, además de sus propósitos tradicionales, como un motor fundamental para el desarrollo económico y social, lo que la sitúa en un plano estratégico para las políticas de desarrollo.
Otros aspectos importantes son, por un lado, las herramientas con las que cuentan los estudiantes para mediar las actividades cognitivas y evitar el “naufragio en internet” y por otro la “cognición distribuída”, que imprime un sello especial en el tipo de relaciones que tienen  lugar entre los alumnos, herramientas culturales, programas computacionales, etc., lo que nos hace pensar que la vida en el aula tiene que ser escenario de procesos de doble construcción: una social distribuida y una individual, para asegurar un aprendizaje continuo, autogestivo y estratégico.
Los aportes que diversos investigadores han hecho sobre el impacto de las TIC en los procesos educativos, permiten destacar un elemento más, y no menos importante: el docente, quien de acuerdo a su intervención determina las herramientas cognitivas que los alumnos pondrán en juego en su formación. En este sentido es importante que los docentes estén conscientes de que los alumnos actuales de nuestras escuelas son nativos tecnológicos, esto es, niños y adolescentes para quien las TIC son una parte fundamental de vida diaria (Monereo, 2004). Esta situación evidentemente es todo un desafío para los docentes que actualmente están frente a grupo.
En la educación básica, ha sido muy difícil introducir el uso de las TIC como verdaderas herramientas que faciliten procesos cognitivos en los alumnos, las prácticas incipientes que se han vivido permiten citar algunas de las problemáticas frecuentes: Muchos programas basados en el uso de las TIC, han sido tomados como bandera política, por lo que no se realizan análisis serios para tomar las mejores decisiones y operar dichos programas, lo que le interesa a las autoridades es únicamente hablar de números ante la prensa, aunque los programas estén condenados al fracaso. Otra situación que se presume aún más aguda, es la resistencia que algunos docentes presentan para iniciar la introducción del uso de estas herramientas como recursos que apoyarán aún más el desarrollo de habilidades de aprendizaje de los alumnos, lo que ha generado un espejismo entre la realidad y las expectativas.
Sin embargo, un aspecto aún más preocupante, es la inequidad que se presenta en nuestro contexto ante la Sociedad de la Información, ya que existe una brecha que cada vez se hace más grande entre quienes tienen acceso cotidiano a las TIC y que están listos para los nuevos diseños pedagógicos y aquellos contextos donde los recursos son sumamente limitados y para quienes la escuela está cada día más alejada de sus necesidades básicas. Es importante que la escuela tome con seriedad los cambios que ya se están viviendo en ella e involucre bajo un modelo de gestión escolar y gestión pedagógica a la comunidad educativa en general, para que juntos se asuman los desafíos de la SI y se responda desde el aula con propuestas innovadoras pertinentes.

Coll, C. (2007). TIC y prácticas educativas: realidades y expectativas. XXII.
Monereo, C. (2004). The virtual construction of the mind: The role of education psychology. 32-47.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Reporte 1

La escuela de hoy ante el fin de la modernidad


“La paradoja es que una mejora sustancial del funcionamiento y rendimiento del sistema de enseñanza sería, en nuestro sistema socioeconómico, una verdadera catástrofe social.”
Natansón
A través del texto que plantea el malestar de la modernidad, se identifican indicadores que hacen evidente el colapso de una época que nació bajo el ideal de transformar la naturaleza y lograr el progreso social mediante el desarrollo sistemático del conocimiento científico y tecnológico, y su aplicación racional a la vida económica y social (Hargreaves); época que dio pie a la creación de una serie de estructuras –como el sistema educativo- que en su momento prometían responder a las demandas sociales, pero que hoy por hoy se han hecho cada vez más fuertes y centralistas, consolidando procesos de intervención para asegurar el orden y el control social.
En este sentido, no se pueden negar los avances que vivimos como resultados de la generación del saber en diferentes disciplinas y el enriquecimiento de la vida cotidiana, aunque éste no se ha dado de manera equitativa. Sin embargo, de manera simultánea, se ha dado pié a la ambigüedad sobre el rumbo de la humanidad, muchas veces generado por la fascinación de los avances científicos y tecnológicos, fenómeno al que Robert MERTON llama “desplazamiento de metas” en el que el encanto de los medios con los que tratamos de alcanzar nuestras metas, suplantan en último extremo a éstas, teniendo como consecuencia la  pérdida  del objetivo central en las instituciones.
El ámbito educativo  no ha escapado a esta dinámica, basta ver los programas que en las últimas administraciones con la finalidad de estar a la vanguardia de los cambios se han impulsado en educación básica, “Enciclomedia”, “HDT” (Habilidades Digitales para Todos), ignorando las características del contexto, se han decretado para todas la escuelas, sin considerar que en muchos lugares no hay las condiciones técnicas para que los equipos funcionen, dando como resultado, una inversión inútil. Situaciones como éstas son el resultado de hacer del proyecto educativo un proyecto político al servicio del estado. La sumisión ante el sistema y el carácter anacrónico de la escolarización, agudiza el problema de la educación para insertarse en la postmodernidad, considerando que ésta, de acuerdo a la tesis del autor, exige el replanteamiento del campo social como una forma de oposición,  la deconstrucción de las ideologías dominantes y “las descripciones maestras” (LYOTARD). Esta situación nos pone ante un dilema a resolver, ¿qué sentido tiene la escuela hoy?
Considerando que la postmodernidad está todavía en formación, es necesario que como educadores asumamos una posición crítica del contexto que nos rodea, para significar las implicaciones del cambio educativo y coadyuvar en la formación de nuevas generaciones con autonomía moral e ideología definida.
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GIDDENS, A. (1984). The Constitution of Society.
Hargreaves. (s.f.). Profesorado, cultura y postmodernidad.